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Capítulo 10.

Jimin se levantó con el sol pegando en su cara. El desastre del día anterior bloqueó completamente el hecho de cerrar las cortinas. Tanteó con sus brazos el costado de la cama, buscando el cuerpo de Jungkook.

Nada. No había nada.

Se sentó y dirigió su vista a la silla donde Jungkook había dejado su ropa. Tampoco había rastros de las pertenencias del alfa allí. Se levantó arrastrando sus piernas hacia el comedor.

Al doblar en el pequeño pasillo visualizó a su hijo sentando en la mesa con un plato de lo que tal vez eran galletas. Jimin no alcanzaba a ver muy bien.

—Buen día —habló el castaño apareciendo de la cocina.

—H-Hola —titubeó el omega mayor.

—¡Hola, mami! —el niño exclamó —muy— feliz desde su silla.

—Hola, mi vida. ¿Cómo estás?

—¡Bien! Jungkook me dio un sándwich de mermelada de fresa, mami.

—Que rico, cariño. ¿Ya le diste las gracias?

El pequeño asintió dándole un mordisco a la comida que estaba entre sus dedos. Sintió una mano sobre su hombro y rodó su cabeza para apoyar su cuerpo contra el del alfa.

—¿Estás mejor?

—Si, gracias. No era necesario que le prepararas su desayuno.

—Este pequeño de aquí me despertó diciendo que tenía mucha hambre —Jungkook llevó su mano a la cara del niño, apretando sus mejillas.

—¿Si, pequeño? Tenías mucha hambre, ¿cierto?

—Si, mucha hambre —Junseo acarició su pancita la cual sobresalía tiernamente de su camiseta de pijama.

Jungkook miró el reloj que tenía colgado en su muñeca. Mordió su labio mientras rodaba sus ojos.

—Me tengo que ir. Tengo trabajo y tengo que pasar antes por mi casa.

—Oh, si. Claro.

El alfa agarró el saco que estaba colgado en una de las sillas del comedor y su maletín que descansaba sobre el sofá. Se acercó al niño sentado en la mesa y le susurró algo al oído. El pequeño sonrió y llevó sus bracitos alrededor de los hombros del castaño.

—Nos vemos luego, ángel.

—Adiós, J-Jungkook.

—Vamos, te acompaño a la puerta.

Ambos se dirigieron a la salida. Jimin abrió lo suficiente la puerta para que Junseo no pudiera verlos. Jungkook rio ante esto. El ojiazul abrazó la cintura del rizado y dejó un beso en la boca del contrario.

—Si pasa algo, si él vuelve o lo que sea llámame, ¿bien?

—Está bien. Si.

—Nos vemos luego.

—Adiós, Kook.

—Chau, amor.

Jimin esperó hasta que Jungkook subiera a su auto. Luego cerró la puerta y se giró con una sonrisa en su rostro. Su hijo estaba sentando con unos lápices de colores en sus manos. Él se acercó, sentándose al lado del niño y halagando el dibujo que había hecho.

—¿Te dio un muak?

—¿Qué?

—Un muak —Junseo dejó un beso sonoro en la mejilla de Jimin—. A mi me da muak en la mejilla, ¿y a ti?

—A mi también me dio un muak, bebé.

—¡Que bueno, mami!

Jimin sonrió y acomodó el cabello del niño ya que estaba desparramado hacia todos lados.

—¿Cómo estás, hijo? ¿Te sientes bien luego de anoche?

—Estoy bien, mami. Tú estás sonriendo y yo también.

—Si te sientes triste o con miedo puedes decírmelo. No hay secretos entre nosotros.

—Estoy bien, mami —repitió—. Dormí bien y desayuno rico.

—Eso es bueno, cariño. Me alegro de que te guste el desayuno.

—Yo miedo porque papá Won lastima a mami y deja sus ojos negros —soltó un pequeño sollozo—. Pero mami bien y Jungkook nos cuida.

Jimin apretó sus dientes y sintió las lágrimas acumularse en sus ojos. Un niño no tendría que estar diciendo esas cosas. Tendría que haber crecido en un ambiente sano rodeado de amor familiar. Sin embargo, era todo lo contrario.

—¿De dónde sacaste que Jungkook nos cuida?

—Él me lo dijo anoche.

—Oh, está bien.

✧✦✧

—Buen día, saco de músculos.

Jackson entró a la oficina de Jungkook cargando carpetas gigantes de papeles las cuales se venían aburridísimas.

—Hola, Jack.

El cuerpo del alfa rubio cayó sobre la silla frente a él, suspirando fuertemente. Miró fijamente a Jungkook esperando que empiece a hablar. Al notar que no lo hizo le tiró con una carpeta, golpeándolo en la cara.

—¿Qué mierda haces?

—¿Qué mierda ocurre contigo? No has hablado en toda la mañana.

—Estoy pensando. Tendrías que probar hacerlo algún día.

—¿En qué piensas?

Jungkook clavó sus orbes en el otro alfa. Debatiendo si contarle o no. Jackson bufó y volvió a tirarle con otra carpeta.

—No estarás dudando sobre contarme algo, maldito imbécil. Te conozco desde que teníamos cinco años. Me siento defraudado.

—Es algo sobre Jimin.

—¿¡Lo embarazaste!?

—Eres una persona tan estúpida. En serio. Realmente estúpida.

—Es una opción. ¿Qué pasa con él? ¿Está bien? ¿El niño está bien?

—Tiene... tuvo un alfa abusivo. Fui ayer a su casa y él los había visitado.

—Oh.

—Si, oh. Juran que están bien y que no les afectó pero Jimin tembló durante toda la noche, sin darse cuenta. Jack, él tembló dormido —suspiró y se tiró hacia atrás.

—Bueno, vivieron un trauma y el haberlo visto les habrá traído recuerdos. Es normal.

—Junseo me levantó hoy a la mañana para que le diera el desayuno y lo primero que dijo fue "¿lastimaste a mami?". Es un bebé, tiene casi cuatro años. No tendría que pensar eso.

—¿Cómo se llama?

—Siwon.

—Es nombre de idiota.

—Lo es.

—Si se vuelve a acercar convence a Jimin para que te lo diga. Puedes buscarlo, yo te ayudo —levantó sus hombros.

—Los marcó con su olor.

Jack levantó la cabeza ante el murmuro de Jungkook. El ojiazul con la mandíbula tensa y sus puños apretados sobre la mesa.

—Jimin olía a él y Junseo también. Ninguno se dio cuenta porque estaban muy tristes como para notarlo. Yo si lo hice.

—Que idiota. ¿Cómo se atreve a hacer eso? ¿Cómo se atreve siquiera a aparecerse así en la casa?

—Porque es un maldito cobarde. Sabe que Jimin jamás se metería en una pelea con él, sabe que le tiene miedo y sabe que no expondría a Junseo a quedar en el medio de una batalla omega-alfa.

—Te tienen a ti, Jungkook.

—¿Mmh?

—Tú estás enojado porque piensas que están en peligro. Escuchaste toda la historia, como dos omegas solos que tienen que enfrentarse a un alfa. Eso fue antes, no ahora. Ahora te tienen a ti.

Jungkook sonrió ante la idea. Él con Jimin y Junseo. Los abrazos mágicos de Junseo y los besos cariñosos de Jimin. Los omegas apoyados en su cuerpo, durmiendo. Jun sentado dibujando y un Jim somnoliento caminando por la casa.

—Si, me tienen a mi.

—Ahí está. No vale la pena hacer algo con Siwon ahora, no es necesario. Si se vuelve a acercar a esos omegas tienes que tomar cartas en el asunto.

—Lo sé. Si se vuelve a acercar lo voy a hacer.

—Bien. Cuentas conmigo. El 90% de los alfas me cae mal y él no es la excepción.

—Eres tan tonto.

Jack sonrió y agarró nuevamente los papeles que había sobre el escritorio de Jungkook. Se giró para dirigirse a la puerta. Despacio se dio vuelta y habló con un tono burlesco.

—Cuida a tu próxima familia, Jungkook —el castaño levantó su vista—. Quiero ser padrino del próximo bebé y de la boda. ¿Junseo tiene padrino? También quiero ser padrino de él.

—Tienes cinco segundos para salir de mi oficina antes de que te golpee fuerte. Muy fuerte.

—¡Ay! Que amargado. Ojalá Jimin se busque otro alfa.

El rubio logró sacar su cuerpo de la oficina antes de que el lapicero —que Jungkook había lanzado— impactara con la puerta.

El castaño sonrió negando con su cabeza. Su amigo era un bastardo pero era el mejor alfa que alguna vez había conocido.

Y otro pensamiento se cruzó en su mente, el cual lo hizo sonreír más. Familia. Él podría formar una familia con Jimin, algún día. Podrían criar a Junseo juntos, tal vez tener otros hijos, casarse. Podrían vivir eso... juntos.

Su alfa revoloteó contento en su interior.

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